Cuando preparas un viaje a Navarra, probablemente anotes sitios tan impresionantes como en Nacedero de Urederra o las Bardenas Reales, o la Selva de Irati. Y, aunque la costa no pilla muy lejos, la mente se va automáticamente a planes de interior. Aún así, el bañador, sobre todo en verano, hay que llevarlo siempre en la maleta.
En las provincias que no son costeras, a veces encontramos algunas playas de interior que quitan el hipo. En Guada tenemos unas cuantas impresionantes. Ya te hablé en otro momento de la zona del Alto Tajo, que es una zona maravillosa de La Alcarria. Zaorejas o Peralejos de las Truchas son dos lugares impresionantes, con aguas cristalinas y con unos colores que poco tienen que envidiar a zonas consideradas paradisiacas.
En la reunión matinal y nocturna que teníamos entre las familias en La Madriguera de Tomaso, una familia valenciana nos recomendó un plan que nos pareció muy chulo. Al salir del Nacedero de Urederra teníamos muy cerquita la piscina fluvial de Zudaire. Nos contaron que era un lugar muy agradable, donde nos podíamos dar un baño. Bonito y con agua muy fresquita. Vicky, la persona que regenta La Madriguera de Tomaso, nos recomendó otro lugar que no pillaba muy lejos. Y fue todo un acierto. Sigue leyendo que te voy a ir contando el plan más tranquilamente.
¡¡Nos vamos al Embalse de Alloz!!

Pusimos dirección a Lerate, un pueblo que quedaba a 20 minutos de nuestro hotel. Y en nada, estábamos ante la puerta del parking. No tiene pérdida. Según llegas al pueblo, varios carteles te llevan allí.
La zona de aparcamiento es grande, con capacidad para más de 250 coches. Lo primero que encontrarás es la zona de entrada con una valla y el personal del lugar. Estacionar el coche tiene un coste de 2€. Cuando abonas el precio, te dan una bolsa de basura y te piden que todos los restos que generes los lleves en la bolsa al finalizar tu estancia allí, y entrarás en un sorteo. Me pareció una buena iniciativa para recordar la importancia de cuidar la zona y la naturaleza, y para incentivar que la gente se acordara de hacerlo.

Como muchas zonas de Navarra, el verde predomina en el ambiente. Aunque te diré por si no has estado allí, que me sorprendió el contraste entre el amarillo de los campos de cebada, que son muy abundantes, y el verde de que hay en tantísimas zonas.
La “playa” dispone de zona de mesas, que están desperdigadas, sin estar al lado de otra familia comiendo. Eso sí, no vi mesas con sombras. En la zona de entrada había un bar, pero dentro de las instalaciones solo había un puesto de helados artesanos, que mi catadora principal del reino probó y le dio buena nota 😉
Cuando ves este paisaje y al fondo divisas el agua,
¡vas directamente a por él! ¿O no? ¡Y tus hijos más!
¡¡Al agua patos!!
Lo diferente de esta playa de interior es que la arena no es fina y, hasta que llegas a la orilla, vas andando por zona de campo, así que el calzado tipo chancla no es lo más cómodo. Para entrar en el agua, te recomiendo que lleves calzado tipo escarpines. La orilla tiene piedrecitas, pero al entrar en el agua el suelo es arcilloso y a la gente que iba descalza tenía la sensación de que los pies se pegaban al suelo. Con los escarpines estuvimos encantados.

Al lado de la orilla han instalado unas sombrillas de paja que le dan un aire muy de costa al lugar. Y la sombra viene fenomenal.
Y si tienes pequeñajos, que en la orilla haya piedras, no es mal plan. Tu peque igual hace una recolección de piedras en el cubo, que junta y hace filas como que juega a tirarlas al agua. ¡Todo un entretenimiento! 😉
¿Y qué se puede hacer cuando se llega a la orilla de la playa?
¡A zambullirse!
¡Qué miedo! ¿Estará muy fría el agua?
¡Pues no! ¡Está estupenda!

Entrarás al agua casi sin que te de impresión. La recomendación precisamente fue por esto. Vicky nos contó que Zudaire es bonita, pero que el agua está congelada, y que es mucho más difícil meter el pie, pero que la temperatura del agua en Alloz era más agradable. Comprobamos que es así, el agua está muy apetecible. Estar en el norte y bañarte con ganas, sin una temperatura exterior muy alta, es todo un lujo.
La sensación de nadar entre árboles da buen rollo, pero incluso da intimidad. Hay gente bañándose al otro lado del árbol, y no te parece que estén al lado tuyo. Me gusta mirar alrededor mientras nado y ver montañas, árboles y vegetación diversa a mi lado. Es una sensación muy diferente a la de la playa.
Cuando fuimos no había mucha gente. Posiblemente a lo largo del día habría más gente pasando la jornada. A media tarde, que es a la hora que llegamos, se estaba muy bien.
Gracias a la temperatura del agua, disfruté de un precioso baño y unas buenas risas con mi pequeña.
¡Nos lo pasamos genial!
Te cuento que en este lugar mucha gente va a hacer piragüismo, surf o windwurf. Con lo calmado que veía aquello, no sabía si eso era así. Al llegar y al irnos nos llamaron la atención los barquitos que se veían detrás, en la zona del fondo, y a la derecha.

Al fondo de la foto siguiente, entre la vegetación, puedes apreciar un puente y velas en el agua. Parece que la zona de deportes y embarcaciones está más hacia esa zona.

El lugar estaba muy cuidado y el ambiente que había era muy playero.
Ambiente familiar, amigos y amigas, cada uno a lo suyo, sin molestar a los demás.
Si estás por la zona, un chapuzón en la playa de Alloz es muy recomendable.