Había una vez una mujer planeando un viaje en familia al Algarve. Cuantas más cosas veía, más sitios apuntaba para ver. La lista era tan larga, que hubiera necesitado meses para ver todos esos lugares mágicos (y además con dos niños… ). Levantarles a toque de corneta no parecía lo más lógico. Que en las vacaciones hay que disfrutar de un ritmo más slow…. “¿Qué podríamos ver en tan solo unos días? ¿Me estaré dejando algo chulo?”. Se preguntaba la mujer… Decidió marcar los sitios imprescindibles y dejarse llevar. Sería allí, en los pueblos del Algarve portugués, donde la vida les llevaría a decidir los sitios que conocerían. Porque muchas veces son las circunstancias de la vida las que te hacen decidir. Esas circunstancias te llevan a saltarte el top 10. Lo que no piensas es que los contratiempos te invitan a disfrutar de lugares y momentos espectaculares, inesperados, que son los que formarán parte de tus recuerdos.
Esta vez te hablo del Algarve. Seguro que te habrá pasado con muchos destinos que, según ibas planificando, aumentabas sin parar los lugares a visitar. No sabes si volverás algún día, y quieres agotar todos los sitios con los que has soñado. Las horas del día y las circunstancias de cada viaje te llevan a tener que elegir donde ir y qué dejar pendiente para otra ocasión. Es normal que te frustres en ese momento. ¿Cómo hacer para vencer la frustración? Fácil y difícil a la vez. Disfruta del momento y valora lo que el momento presente te está aportando.

Fue así como volvimos a Carvoeiro. Uno de mis top 10 por el Algarve era el Algar Seco. ¡Espectacular! Es uno de los lugares más bonitos que he visto. Andar por allí fue todo un privilegio. Y poderlo hacer sin aglomeraciones, mejoró la experiencia.

El Algar Seco es un lugar fácil para ir con niños . Tiene sus recovecos, así que elige por qué caminos ir. Nos llamó mucho la atención cómo la gente subía a lugares imposibles o iba hasta rincones peligrosos solos para hacerse una foto. Mis hijos estaban impresionados de que se hicieran la foto y bajarán: “¿Sólo se suben allí para hacerse una foto?“. Muchas veces los niños tienen más sentido común que algunas personas “adultas”.
El camino se hace paseando por unas pasarelas de madera que son un mirador estupendo al mar. Divisarás las formas caprichosas que han ido adoptando las rocas por la erosión del mar. Acantilados, rocas de piedra caliza salpicando el mar y un gran número de gaviotas, te acompañarán en tu paseo. Puedes iniciar el paseo desde la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación. En julio pudimos aparcar al lado (zona gratuita). Primera parada obligatoria con niños: un parque infantil. Para los peques: columpios. Para ti: unas vistas espectaculares del pueblo y de algunos de los acantilados.

A unos metros del parque verás las pasarelas de madera. También puedes hacer la ruta desde el otro lado, que da al Restaurante Boneca. No te lo aconsejo. El aparcamiento es pequeño y se concentra más gente. El Algar Seco merece un paseo disfrutando de un paisaje diferente.

Estas vacaciones en Portugal han estado llenas de momentos “Todo por la foto”. Uno de ellos lo encuentras en la Gruta Boneca. En muchas guías la señalan como uno de los lugares imprescindibles de la zona. En instagram existen muchas fotos de este bonito ventanal al mar. El sitio es verdaderamente bello,. Sin embargo, la foto es otra de las mentiras que se difunden en las redes. La gruta es una pequeña cueva de 10 o 15 metros de largo. Al final de la gruta hay dos ventanas erosionadas en la roca que dan al mar. Para llegar allí, tendrás que esperar tu turno. En ese precioso rincón natural, te sientes como si estuvieras en un photocall. No es un momento ni tranquilo ni agradable. Te haces la foto con una fila de gente mirándote, ansiosa porque acabes y poderse hacer ellos la foto…

Carvoeiro es mucho más que el Algar Seco. Eso lo descubrimos cuando volvimos al pueblo. Este año el viaje ha sido bastante accidentado. Uno de mis top 10 era coger un barco para ir a la Playa de Benagil. El mar estaba muy revuelto y se canceló el paseo. Desde aquí mi agradecimiento a Theresa, de Carvoeira Caves, que hizo todas las gestiones para la devolución del dinero.
En ese momento teníamos que decidir qué hacer. Teníamos el tiempo contado. El día anterior habíamos pinchado y teníamos hora en un taller para el cambio de ruedas. Decidimos aprovechar el rato para dar un paseo por Carvoeiro y comer allí.
Gracias a este contratiempo, disfrutamos de un pueblo muy cuidado, con un ambiente buenísimo, y una cala que no tiene nada que envidiar a las calas más conocidas. Por cierto, con unos atardeceres preciosos, aunque no salgan en algunas guías.

Si volvemos al Algarve, Carvoeiro es un sitio ideal para alojarse. ¿Qué te ha parecido este pueblo?