Es fácil que te suene el nombre de este pueblo. Cuando pensamos en Trillo, fácilmente se nos vienen a la cabeza noticias de los telediarios sobre que allí hay establecida una centra nuclear. Así es. Es innegable que existe. Se ven sus chimeneas y el vapor de agua que sale de sus chimeneas desde muchos lugares, carreteras y pueblos de alrededor. Trillo es un municipio marcado por esa central nuclear.
Trillo es mucho más, y es un pueblo que merece la pena ser descubierto.
Además de estar marcada por sus chimeneas, Trillo tiene algo muy característico: sus cascadas. Lo has leído bien, cascadas. Y un atractivo más, sobre todo cuando vas con niños. No tienes que ir montaña arriba recorriendo senderos para encontrar estos saltos de agua. Las cascadas del río Cifuentes atraviesan el pueblo y hacen que tenga un sonido y un aspecto muy característico.
Al llegar a Trillo, lo primero que hicimos fue visitar su oficina de turismo. Está a la entrada del pueblo, no tiene pérdida, y fue todo un acierto acudir. La atención fue excelente, y en cuanto le dije que viajaba con niños, rápidamente buscó cosas para hacernos la visita más fácil. Últimamente leo mucho en blog de compañeros travel blogger como se pueden gamificar los viajes, construyendo pasaportes lúdicos o materiales que motiven aún más a los peques a descubrir. Un ejemplo estupendo lo tienes en el post del pasaporte lúdico que construyeron en El Mundo con Peques para su viaje a Portugal o en el pasaporte viajero que crearon desde Maleta para Tres para su peque.
En Trillo nos facilitaron el trabajo, ya que tienen editados varios folletos dirigidos a los más pequeños de la casa para fomentar su curiosidad en el conocimiento del pueblo. Concretamente, nos dió tres títulos. En todos ellos incluyen explicaciones dirigidas a los peques, y juegos para profundizar de manera divertida sobre el tema. Las publicaciones son: Aventura en la naturaleza de Trillo, Resolviendo el enigma de las calles de Trillo y Prometeon, el hombre y la energía.
Estas publicaciones fueron estupendas cuando pudimos echarles un vistazo más tranquilo a la hora de la comida y les mantuvo entretenidos un buen rato. Nos ha acompañado en más salidas, y a los peques les ha gustado mucho, a los papás nos han venido fenomenal ;), y además han fomentado en la peque mayor que descubra más aspectos relacionados con la naturaleza, con el municipio de Trillo y alrededores y, muy importante, con información para cuidar nuestro medio ambiente. ¡Súper completo!
Con este inicio tan bueno, con una actitud tan cercana, implicando desde el minuto uno a los más pequeños, la visita seguro que sería estupenda.
Nos recomendó por la hora que era, acercarnos primero a alguno de sus museos, y luego visitar el pueblo. Los museos no tienen pérdida. Dentro del pueblo, al encontrarte el puente sobre el río Tajo, a ambos lados verás parques. En toda esa zona se puede aparcar. Subiendo hacia la Iglesia y la parte antigua de Trillo, encontrarás los museos. Nos hablaron de los museos etnólogico y el museo de la energía. Este último nos dijo que por la hora posiblemente ya no pudiéramos verlo, porque los sábados por la tarde no abren.

Con el plano que nos dieron en la oficina de turismo, fuimos al Museo Etnológico. En la puerta había una mujer de turismo que nos invitó a pasar y a conocer más sobre el museo. Desde esa misma calle, se ve el río Cifuentes y alguna de sus cascadas. Aunque yo me centré en el museo, los enanos no pudieron resistirse a la llamada del agua, y estuvieron fuera mucho tiempo observando las cascadas.
¡¡Es para dejarse llevar por el espectáculo!!
Mientras tanto, yo me empapé con una guía súper amable, de la historia de Trillo y alrededores y cómo estaban ahora mismo estos pueblos. Da pena que muchos lugares del centro de la península estén despoblándose de una manera tan acelerada. Ya te hablé en otro momento del municipio de Guada con menos habitantes censados: Castilnuevo. Al hilo de una parte de la exposición dedicada a la resina, me habló de que en la zona del Alto Tajo se extraía la resina de los pinos resineros. Que era algo que se había perdido, y que estaban ahora intentando rescatarlo, y orientándolo sobre todo a los jóvenes para que se quedasen en los pueblos y tuvieran trabajo.
En la exposición encontrarás otros elementos cedidos por diferentes habitantes de Trillo, y algunos que aún siguen teniendo uso, como esta zambomba gigante. Parece que por unos 10 cms no llegaron a entrar en el récord de los Guinness. Según ves la zambomba, se te va la mano, intentando tocarla 😉
Tiene también una colección de maquetas preciosa, de diferentes monumentos de España. Destaca muy especialmente la reproducción del casco antiguo de Trillo. Enorme y preciosa. Estas obras fueron cedidas por un señor de Trillo que empezó a hacer maquetas como ocio, y creó estas obras de arte.

Si te gusta la historia de cada lugar, si sigues en este museo, al otro lado de la calle, encuentras escenas reproducidas de una habitación, un salón, una fragua, una barbería o una escuela. Todo ello muy curioso de ver y conocer los diferentes elementos que componen cada lugar.

Ir con niños a un pueblo como Trillo es dividirte entre el río y sus cascadas, que son súper llamativas, y los parques. Tienen dos parques súper cuidados a ambos lados del río Tajo, uno dirigido a los más peques, y otro para más mayores.
Les prometimos que después de comer iríamos primero a los parques y después iríamos a ver las cascadas y a descubrirlas con más tranquilidad.
La comida la hicimos más por supervivencia. Aún no hacía un tiempo excelente, pero el lugar era ideal para comer de picnic, incluso había mesas preparadas en algunos lugares con el río al lado. El restaurante que hay abierto en invierno en Trillo tiene unas vistas estupendas al río, pero estoy segura que no lo repetiremos. La comida es normal, pero para ir con niños es complicado. Eché mucho de menos nuestros picnics primaverales 😉

Los parques y el solecito nos atraparon, y los papás aprovechamos para conseguir un café para llevar y tomarlo tranquilamente al sol mientras los peques iban y venían. Tampoco es mal plan de vez en cuando, ¿no? 😉
A partir de ahí, nos fuimos a recorrer toda la zona del río. Me encantó poder disfrutar de la tranquilidad del Tajo a su paso por Trillo en contraste con los saltos de agua del río Cifuentes en el mismo municipio. Un contraste estupendo.

Según subíamos al pueblo, disfrutamos no sólo de la cascada más conocida, sino de las cascadas más altas, que son un lujo. Es muy raro ver cascadas y aparatos de aire acondicionado en los edificios de detrás. Parece que las cascadas lo tenemos asociado con algo alejado de los centros urbanos.

Y hasta aquí un día tranquilo, que aprovechamos para disfrutar el minuto a minuto en familia, en un lugar muy especial.
Eché de menos en Trillo más cosas. Nos contaron que en verano abrían más restaurantes, que ahora no merecía la pena porque mucha gente no vivía aquí durante el invierno. Tendremos que volver en verano para disfrutar de otro ambiente más animado en Trillo. Estoy segura que mis hijos recordarán sus parques estupendamente 😉
¿Quieres conocer más lugares con encanto de Guada?
En el blog encontrarás muchos más rincones que merecen ser descubiertos.