Al aire libre

¿Para qué viajas?

En estos últimos años hay cosas que me llaman mucho la atención de esta sociedad, algo muy llamativo en la relación con otras personas. La cultura está cambiando, y eso se nota también en la manera de viajar y de enfrentarnos a esas escapadas. Estamos en la cultura del “Y yo más”, “Yo también”. El Yo cada día es más importante…

 

Te cuento algunas situaciones basadas en hechos reales. Primero una situación frecuente para los que tenemos hijos y luego una frase cualquiera de los viajes. ¿Te suenan?

 

  • ¿Ha estado el niño malito” – “Si, ha estado ingresado estos días con una gastroenteritis” – “¿Sí? ¡Eso no es nada! Mi hija pasó el año pasado de todo: varicela, escarlatina,… ¡Se pillaba todo!“.

 

Pero, ¿por qué es necesario en ese momento responder contando nuestra historia haciendo un recorrido por todas las enfermedades del último año? ¿Te hace sentir más importante si tus hijos lo han pasado peor que el mío? Yo, desde luego, cuantas menos experiencia tenga en enfermedades, mejor. Y si no tengo ni idea de alguna porque no lo han pasado, soy un poco más feliz.

 

  • ¿Qué tal el verano?” – “Bien, hemos estado en la playa” – “¿En qué playa?” – “En …..” – “¿Y no conoces la playa de Almería, o de Fuerteventura, o de…? ¡Son las mejores! El año pasado fuimos….

 

¿¿¿¿¿Hoooooola????? Que me habías preguntado por mi verano. ¿Te interesa lo que te voy a contar o solo quieres decirme todo lo que has conocido a lo largo de tu vida y yo no?

 

Fotografía: Maribel Sobirn

 

¿Pero que es lo que nos pasa? ¿De verdad vivir experiencias para lo que nos sirve es para acumularlas y contar a todo el mundo lo que hacemos? ¿Las necesitamos para contar a la gente que también hemos viajado, hemos salido de España, conocemos mundo…? ¿De verdad en esta sociedad necesitamos ser “más” en las cosas que hacemos para sentirnos bien?

 

Quizá tú no actúes así, pero hay mucho de esta actitud egocénrica ahora mismo. Y sino, echa un vistazo a tu alrededor. 

 

Cuando disfrutamos en algún sitio, nos encanta hablar de ello, dar detalles, y nos encantaría enseñar las 1250 fotos que tenemos de todos los rincones del recorrido. Pero la actitud de la que hablo no se deriva de la emoción y de seguir emocionalmente en nuestro destino, en ese lugar que nos ha hecho disfrutar y soñar. Hay veces que parece que lo importante en esta sociedad es acumular destinos, hacer check o visto, y vomitarlos a la primera de cambio, hablar de todo lo que sabemos y conocemos, sin tener en cuenta lo vivido y disfrutado por la persona que tenemos enfrente, sólo pensando en nuestro propio yo.

 

Fotografía: Maribel Sobrino

Hay viajeros que han perdido la cuenta del número de lugares que conocen, pero que te transmiten sus experiencias desde la pasión y el asombro que genera cada sitio al descubrirlo y vivirlo. Algunos de estos viajeros ni siquiera comentan cosas sobre sus viajes y experiencias, a no ser que les preguntes directamente. Y hay otros viajeros que sólo te transmiten el número de kilómetros que han hecho, el número de sitios y los países que llevan tachados en el mapa. Algunos pueden hacer todo un resumen detallado del recorrido, en el que casi faltan las horas y los minutos, pero donde no se vislumbra ninguna emoción de haberse insertado en el lugar y la cultura. Cada uno viaja como quiere, por supuesto.

 

Viajar es genial y posiblemente sea uno de los mejores regalos que podemos hacer a nuestros hijos. A veces me planteo que en otras generaciones se viajaba menos pero cuando se hacía, aunque fuera a los pueblos cercanos para pasar un día en el río, se hacía disfrutando más de cada lugar, del momento y de la gente que nos acompañaba.

 

Y quizá eso es lo que me haga reflexionar en este sentido: viajar para tacharlos en nuestra lista, y poder decir que hemos ido, no tiene razón de ser. ¡¡Eso no es viajar!! Eso es recorrer sitios sin más. 

 

Fotografía: Maribel Sobrino

 

Si has llegado a leer hasta estas líneas, posiblemente eres de las personas para las que viajar sea disfrutar de las experiencias que el viaje te ofrece, para vivir sensaciones e instantes, para dejarte llevar por la curiosidad y el asombro, pero también en los pequeños detalles del día.

 

¿Quién no ha ido a disfrutar de un paisaje de cuento, lleno de árboles mágicos, acantilados enormes y aves sobrevolando el cielo, y que tus hijos estén la mar de entretenidos viendo como asoma la cabeza el caracol que se han encontrado en el camino? Aunque a veces los mayores estamos en otra onda. Los pequeños están disfrutando su momento, a su manera, se están dejando llevar por la curiosidad, por la observación de lo diferente, y de los pequeños detalles de la vida. 

Fotografía: Maribel Sobrino

 

En mi familia intentamos viajar para descubrir, para disfrutar con lo pequeño y lo enorme que nos trae ese plan. Estoy convencida de que dejarse llevar más por lo que nos apetece en cada momento y no sólo por todo lo que nos queda por recorrer en el sitio en cuestión, nos lleva a disfrutar mucho más, a implicarnos a nuestra manera en el ambiente. Y esto se aplica mucho más cuando vas con niños. Porque no pasa nada por dejar de ver algún sitio o algún monumento.

 

Te pongo un ejemplo. He estado en París en más de una ocasión. La última vez íbamos 3 generaciones: mis padres (que no están para recorrer muchos kilómetros), mi hija (que entonces tenía 7 años) y mi chico y yo (embarazada de unos 4 meses). Uno de los sitios que más me gusta de París es el Sagrado Corazón. Está retirado del resto de monumentos y de sitios turísticos. Estaba en nuestros planes ir hasta allí, pero estábamos tan bien disfrutando de otras cosas, que decidimos que sería en otro momento. No me arrepentí en ningún momento, y el recuerdo que mis padres y mi hija tienen de París es precioso. Vivido sin prisas y disfrutando de las paradas cuando ya llevábamos mucho andado. Hasta donde llegáramos.

 

Fotografía: Maribel Sobrino

 

Porque lo importante no es sólo viajar, sino la manera de viajar. Cualquier momento, al otro lado del mundo o en un sitio cerca de casa, puede convertirse en un pequeño gran plan. Y esos planes, esos momentos, serán los recuerdos de las experiencias vividas. La emoción experimentada será la que influirá en nuestra manera de vivirlo, y la que permitirá que se almacene en un rincón de nuestra memoria. Y que sea uno de nuestros recuerdos esenciales, como dirían en la película Del Revés ;).

 

¿Qué tipo de viajero o viajera eres?

¿Lo has pensado alguna vez?

 
 
 
 
 
 
 

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