Encontramos el pueblo de Castilnuevo en la provincia de Guadalajara, una provincia que nos fascina. Lugares como Zaorejas o Peralejos de las Truchas están entre nuestros preferidos. El Alto Tajo es una zona fascinante. No son menos chulos planes como ir a conocer la lavanda de Brihuega o algunos de los pueblos y rincones de la arquitectura negra de Guadalajara. Valverde de los Arroyos es quizá uno de los pueblos más conocidos. Te recomiendo que conozcas algunos más, te encantarán.
Castilnuevo, con su estampa, evoca otros tiempos mejores. En lo alto, un castillo o más bien una figura que evoca a un antiguo castillo, que se observa modificado en múltiples ocasiones. Esa vista indica que en otras épocas, este fue un pueblo del que se intuye cierta importancia.
Hoy un pueblo con encanto, uno de esos micropueblos únicos, en el que podrás entretenerte descubriendo sus rincones. En este 2018 además le han adjudicado el “distintivo” del pueblo con el censo más bajo de toda la provincia de Guadalajara. Y este pequeñísimo pueblo, en el que nos dijeron que sólo había 8 habitantes censados, fue sin duda, una gran experiencia en familia. En estos días he leído que ascienden a 15 los habitantes censados.

Por nuestra forma de viajar, para pasar una buena jornada no necesitamos ir a un parque de atracciones o a un lugar específicamente dedicado al disfrute de los enanos. A ninguno nos importaría volver a Disneyland, of course. Pero los pequeños grandes planes los tenemos a mano y disfrutamos los cuatro mucho de ellos.
Castilnuevo está a poco más de 6 kilómetros de Molina de Aragón, un municipio al que sabrás que está llegando por divisar en lo alto su imponente castillo. Molina es una de las poblaciones que hay que conocer de la provincia. Eso sí, en invierno hace un frío que pela, si vas a partir de primavera, tu cuerpo te lo agradecerá.
Si vas a ir a Molina, contacta primero con la Oficina de Turismo para realizar la visita al castillo.

Dónde alojarte
Nos alojamos en La Ínsula de Castilnuevo. Decidimos llegar pronto a Castilnuevo y así darnos un paseo tranquilo por el pueblo, sin saber que estábamos en un pueblo de los más pequeños que hemos conocido. Sus casas se descubren rápido, ya que es un pueblo pequeño, pero no así sus rincones, que se tardan en descubrir.
La dueña de la casa nos habló del río, pero no de algo que para ella debía ser muy normal: una iglesia que encontramos al lado del río, entre la maleza, visiblemente abandonada y donde destacaba su campanario asomando entre la arboleda y la vegetación salvaje.

Si hay algo que motiva a todo ser humano, y aún más a los pequeños, son los retos y descubrimientos. La curiosidad, que es la base para todo buen aprendizaje, se activa inmediatamente.
¡¡Una ermita entre los árboles!!
¡A por ella que fuimos a descubrirla!
Entre maleza bien crecida y chopos, y con el río Gallo al lado, fuimos caminando y descubriendo lo que en su momento parece ser que fue la iglesia parroquial, y que hace muchos años fue abandonada.
El atardecer nos regaló además una bonita estampa de la zona a esa hora mágica.

El sol nos fue acompañando en su caída por el recorrido por el pueblo, pudiendo disfrutar de él mientras recorríamos las calles y nos asomábamos al campo.
En ese hobby que es descubrir, las ventanas y puertas de madera, sin abrir desde hace años y que pierden su lustre, son una invitación a la curiosidad.
¿No te da por mirar cuando ves una ventana en una casa antigua abierta?
¡¡Pues imagínate a los niños!!

Castilnuevo también forma parte del Camino del Cid. Ya te conté cuando te hablé del castillo del Mío Cid en Jadraque. Puedes solicitar tu salvoconducto de forma gratuita y sellarlo cada vez que pases por uno de los lugares que forman parte de esta ruta turística.
¿Qué te puede aportar un lugar como Castilnuevo? Naturaleza, paisaje, tiempo en familia, tiempo slow,… Es decir, tiempo de disfrutar los pequeños grandes momentos que la vida tiene reservados para todos si los logramos ver.
Espero que te haya gustado mi recomendación de hoy.
Los pequeños grandes planes muchas veces son los mejores.
