¡Lo que me gusta una puesta de sol!
Los atardeceres tienen ese no sé qué que me hace soñar, que permite que durante un rato el mundo se pare, y en esos segundos solo importa disfrutar el momento.
Si me sigues, sabrás que soy una gran amante de los atardeceres con encanto.

España está lleno de lugares bonitos. Cuando el sol aparece detrás de ese precioso paisaje o monumento, el lugar sufre tal transformación que parece único. He visto atardeceres impresionantes en Menorca, precioso lugar para jugar a “pillar” atardeceres. Y Cádiz es otro lugar especial para esos momentos. No sólo las playas. Seguro que conoces lugares en ciudades que son ideales para vivir el ocaso. Si pasas por Madrid al atardecer, el Templo de Debod te va a conquistar. Y luego hay atardeceres que te quejas con ganas de conocer, como el atardecer desde la Isla de Ons. Habrá que dormir alguna vez allí para disfrutar de ese momento.
Hoy te llevo a la Playa del Trabucador, en Tarragona. Si la conoces, estarás conmigo en que toda la zona del Delta del Ebro es un lugar muy especial. Está llena de gente practicando kitesurfing llenando el firmamento de color. Según va cayendo el día, la gente se traslada al único chiringuito de la zona que, por cierto, es un lugar mucho encanto. Enfrente del chiringuito hay una pasarela de madera para vivir en primera fila un atardecer precioso.
La foto típica del lugar tiene el embarcadero al fondo,
pero cualquier fotografía en el ocaso en ese sitio es espectacular.
La Playa del Trabucador forma parte de la Reserva del Parque Natural del Delta del Ebro. Según llegas a esta zona, verás kilómetros y kilómetros de arrozales. Ese paisaje es simplemente diferente. Te acompañan en tu camino las acequias, y ese olor húmedo característico. A última hora del día el olor es aún más llamativo.
El acceso a la playa del Trabucador es sencillo. Tiene una carretera estrecha pero transitable. A 1 o 2 kilómetros encontrarás un puesto para la observación de aves, lo que ya te hace una idea de que estás en un lugar privilegiado. Vimos pocas aves, pero también es cierto que paramos poco tiempo a divisarlas. Sólo parar el coche y acercarnos a la caseta de madera, con el Delta del Ebro enfrente, para los niños tenía su toque de aventura. ¡Es diferente a lo que vemos todos los días!
Es el Mirador de la Tancada. En un cartel al lado de la carretera tienes un cartel informativo sobre el tipo de aves que puedes divisar en esta laguna del Delta del Ebro. Destacan las aves de carrizales, los patos, la garza imperial o la real. Las aves que divisamos estaban a cierta distancia, y no sabemos exactamente qué ave era. Como decía el pequeño: ¡patos! 😉

Si sigues la carretera, encontrarás al final la indicación para la Playa del Trabucador.
Nos llamó la atención que estábamos un largo camino, de arena fina, que tenía zona de agua a la derecha y a la izquierda. El espacio es muy amplio, pero resulta muy curioso estar rodeado de agua por ambos lados.
Al lado izquierdo encontrarás una fantástica playa, larguísima, y con muchas olas. Es ideal para saltar las olas sin parar. Para los peques es complicada. Es ideal para jugar toda la familia. Se te olvidarán tus años y sólo saltarás y te rebozarás por la arena con tus pequeños.

El plato fuerte, lo que más nos gustó fue la zona de la derecha. Es una larga extensión de agua, que no sabes definir si es playa, pantano. En realidad es la zona donde se mezcla mar y río, y que compone la zona de delta propiamente dicha. No encontramos mucha gente, pudiendo estar tranquilamente, y correr por ese gran espacio que no llegaba a cubrirnos.
Si hasta parecía que andábamos por encima del agua…
Intentamos hacer un vídeo para simular que andábamos sobre las aguas, pero no nos acompañó la inspiración ;).

En esa “playa”, el sol está continuamente enfrente, por eso las fotos son la mayoría a contraluz. Para los amantes de la fotografía es un sitio espectacular. Si vas en familia, te debatirás entre hacer fotos continuamente o dejar la cámara y sólo disfrutar del sitio y del momento. Yo hice las dos cosas a ratos, quería dejar la cámara apartada, pero a la vez no podía dejar de ver fotografías bonitas.
Es muy recomendable que vayas con escarpines. La arena es tipo barro, y hay a gente que le causa sensación. Verás en la arena caminitos. Cuando los sigas, encontrarás pequeños ermitaños metidos en su caracola. A los niños les encantará ver al pequeño cangrejo asomando sus patitas.

Tuvimos la mala suerte de encontrarnos muchas pequeñas medusas. Y aunque disfrutamos la jornada sin darles mucha importancia, hubo algún picotazo, menos mal que fue leve.
Y ahora, el gran momento: el atardecer. Hay un momento en que ves que la gente recoge y escuchas: “Venga, que en unos minutos empieza“. Queda poco para que el sol se esconda.
En el embarcadero, la gente se va congregando. Con cámaras, con trípodes, sin ellos, pero todos sentados esperando un pequeño gran momento.
Gente de muchos sitios que viene a admirar la belleza del lugar… Y no es para menos.
Lo que viene a continuación no se puede explicar. Te dejo con una imagen para admirar su belleza.

¿Cuál es el lugar que más has disfrutado al atardecer?