Cuando Maribel me habló de su idea de crear un calendario de adviento con planes para hacer en familia, le dije sí casi sin pensar. A pesar de haber tenido unos días muy movidos, este tipo de proyectos son los que me mueven y dan sentido a nuestro trabajo como bloggers: compartir. Y qué mejor que compartir lo que uno conoce y de lo que está enamorado, ¿verdad? En mi caso, no podía ser otra cosa que Francia, con la que nos unen raíces y a la que volvemos siempre que podemos.
¿Te animas a disfrutar de unas vacaciones en el sur de Bretaña, como hacen los parisinos?

La Bretaña es muy extensa. Nosotros tenemos familia muy cerca de Vannes, una preciosa ciudad amurallada donde aun se conservan viviendas de madera del S.XV. Vannes es la capital del departamento de Morbihan, una zona preciosa para explorar en cualquier época del año. Desde el arte del neolítico (los alineamientos de Carnac son una pasada, pero casi en cada cruce te encontrarás con un menhir), las playas y la gastronomía…
No hace falta que sea en verano, puedes arañar un par de días en Reyes, Semana Santa o el Puente de Mayo, para conocer esta zona maravillosa y pintoresca. En Nantes, punto de partida perfecto, tienes aeropuerto, aunque si te animas a hacerlo en coche, en el blog te explico cómo hacemos nosotros el viaje de 1.000 km. con los niños.

Nantes es para mí la ciudad perfecta. Por su tamaño, localización, su oferta cultural… No puedes perderte La Machines d’Ile, los antiguos astilleros reconvertidos en la zona más trendy, con unas atracciones que parecen sacadas de una película de ciencia ficción de los 70’. Imprescindible, sacar antes el ticket para ahorrarte la cola, sobre todo en la época de vacaciones escolares.
En Nantes comienza la Bretaña, y sus pueblos pintorescos: amurallados como Guerande, famoso por su caramelo salado o abiertos al mar como Le Croisic, donde no puedes olvidarte de tomar sus moules au creme, deliciosos mejillones con salsa de nata.

Estos pequeños pueblos con puerto, como Auray, son mis favoritos. Sus mercados locales por las mañanas y sus atardeceres deberían ser Patrimonio Nacional.

Sueño con unas vacaciones en Quiberon, unos días de playa en St. Pierre y recorrer la Cote Sauvage en bici. Comer mejillones y galletes, cenar tartiflette (mi receta francesa estrella) y de postre kouign-amann. Cada día. Si lo pruebas, me entenderás.

¿Te animas a disfrutar de la Bretaña?
Este post es una colaboración de Julepe de Menta para el calendario de adviento viajero 2017.